El país está ahora mismo viviendo la resaca de las últimas elecciones autonómicas que son, claramente, un avance de lo que ocurría a nivel nacional en año que viene. A pesar de las revueltas y los movimientos, ya internacionales, el PP gobierna casi por completo España, algo así como una bofetada en la cara de millones de ciudadanos que, como yo, veían con estupor anoche los especiales de conteo de votos que poblaban las televisiones.
Y yo, me niego a creer que la victoria del PP es una derrota para todas esas personas que salieron a la calle y tomaron las plazas de cientos de ciudades, aquí y hasta en Tokio, pidiendo una democracia real que no arrincone al ciudadano y que vuelva a retomar los valores humanos por encima de los económicos. Es imposible que después de pasarme el fin de semana en Sol, compartiendo el espíritu de cambio, de rechazo de este sistema sin alma, este monstruo que poco a poco va destrozando a familias, una tras otra, pueda pensar que lo hemos perdido todo. Por eso yo, me niego a creer que está todo perdido. Este despertar significa algo, quiere decir que los ciudadanos quieren un cambio, lo exigen, y que ya no comulgamos con ruedas de molino. Creo que por primera vez en mi vida me siento orgullosa de mi país, no de mi Gobierno, pero sí de las miles de personas que han inspirado al resto del mundo al grito de "Lo llaman democracia y no lo es".
Cuando intentaba entender esta mayoría del PP comprendí algo: nos hace falta información o comprensión del funcionamiento de las normas del sistema de voto. Hubo un gran porcentaje de abstención que favoreció a la derecha y que, en mi opinión benefició su victoria. Pero este es el sistema en el que vivimos, nos guste o no, y si no participas en él, acabará pateándote el trasero, por mucho que reniegues de él. Bajo mi punto de vista, los votantes de derechas siempre van a acudir a las urnas, a depositar su voto por su partido, mientras que los votantes de izquierdas o de centro izquierda, o que simplemente no quieren que gobierne la derecha, se quedan en casa diciendo que da igual quien gane si al final perdemos todos. Esa idea me parece equivocada porque, además de no solucionar nada, da ventaja a quien se aprovecha del desencantamiento de la población.
Esto es algo que sólo podemos cambiar entre todos, incluido este sistema electoral que alimenta el bipartidismo y que nos aleja del control de la élite política y debemos unirnos y gritar que ya estamos hartos, como esta última semana. Aún queda un año para que todo sea decisivo y, una vez más, me niego a creer que esta conciencia social ha sido aplastada. Sigamos luchando, que no nos hagan creer que hagamos lo que hagamos esto es lo que hay y enseñémosle a los políticos y banqueros que ya estamos hartos de ser esclavos de esta maquinaria de hacer dinero. De hacer dinero para ellos, claro, porque nosotros seguimos siendo igual de pobres. Así que, a pesar de los resultados seguimos queriendo una DEMOCRACIA REAL YA.
P.D. Las fotos son mías, por favor, respétame y no las copies.
2 comentarios:
Por suerte para todos, esto acaba de empezar :)
holaa! me encanta tu blog! me gustaria qe dedicaras un poco de tu tiempo a ver mi blog y decirme que te parece :) tu opinion es muy importante para mi :)
un beso desde
http://delicadezadeunsuspiro.blogspot.com/
delirios de una chica bipolar**
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