Si sigo dejándome arrastrar por las nostalgias no sé qué será de mí. A veces pienso que no sé dejar que el pasado sea eso: pasado. Siempre mirando atrás, siempre recordando momentos, discusiones, palabras que pude haber dicho o que pude haberme callado. Todos esos recuerdos me tienen maniatada, me oprimen el pecho y siento como oscurecen cada uno de los rincones de esta habitación mientras suena Johnny Cash, que con su voz rasgada y cansada, me arrulla y me adormece. No consigo dejar de repasar los últimos encuentros. Me visto de dolor y tomo decisiones desacertadas con la única intención de traerte de vuelta. Aunque mienta a mis amigos y a veces a mí misma, diciendo que te odio y que no quiero volver a verte.
Maldita nostalgia y maldita melancolía. Maldita cabeza mía que no es capaz de sacudirse el polvo y ver lo que tiene a su alrededor. Maldito tú, maldita yo, maldito el nosotros que una vez fuimos.
2 comentarios:
Me alivia saber que no soy la única que se miente a sí misma ni a sus amigos cuando se trata de esa persona a la que en el fondo (y en la superficie), siempre le consentimos que lo controle todo, hasta el punto de hacernos un poco bipolares.
No, no eres la única, yo también me encuentro algo bipolar últimamente. Sólo nos queda rezar para ser un poco más fuertes.
Un beso y gracias por pasarte.
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